
¿Por qué es necesario tener un concepto para el ministerio infantil? ¿No podría simplemente cada persona dirigir la clase de niños, el culto infantil, el grupo de exploradores o el grupo de adolescentes como mejor le parezca? ¿Es realmente necesario tener un ministerio infantil? Que haya niños en la iglesia parece algo obvio, ¿no es así? Sin embargo, lo que para muchos cristianos es algo evidente, no lo ha sido —ni lo es— para todos. También para los colaboradores es valioso preguntarse de vez en cuando por qué realizan este servicio1. Por eso, en este capítulo se tratarán estas preguntas con más detalle. Se examinará especialmente el mandato bíblico de Dios y se definirá el propósito del ministerio infantil.
Además, reflexionaremos —con un breve recorrido histórico— sobre cómo se ha desarrollado el ministerio infantil. No obstante, tendremos que limitarnos a breves extractos de los pedagogos más importantes.
1.1 La tarea educativa y formativa de la iglesia
1.1.1 El mandato bíblico
Cuando miramos la Biblia, encontramos muy pronto declaraciones claras de parte de Dios que nos muestran que es Su voluntad que instruyamos a los niños en la Palabra de Dios. En Deuteronomio 6:4-5 hallamos un resumen de los Diez Mandamientos: «Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios, el Señor es uno. 5 Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas». A esto le sigue la instrucción de Dios:
«6 Y estas palabras que hoy te mando estarán en tu corazón. 7 Las inculcarás a tus hijos, y hablarás de ellas cuando estés en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. 8 Las atarás como señal en tu mano, y serán como marcas entre tus ojos, 9 y las escribirás en los postes de tu casa y en tus puertas.»
Deuteronomio 6:6-9
Por lo tanto, es tarea de los padres instruir a los hijos en la Palabra de Dios y arraigarla en ellos2. Aquí destaca especialmente cómo debe ser transmitida. Arraigar no significa que los niños deban ser bombardeados con versículos bíblicos. Cuando Dios le menciona a Moisés las distintas situaciones de la vida diaria, eso indica que debe ser omnipresente: visible en las casas y presente en la vida cotidiana (cf. Deuteronomio 11:19). Debe acompañarles al levantarse y al acostarse, al sentarse y al salir de casa, es decir, la Palabra de Dios debe ser vivida en la vida diaria3. Los niños deben poder ver en la vida cotidiana de los padres cómo experimentan a Dios, cómo reciben su ayuda y cómo confían en Él4.
En Éxodo 12:26-27, Dios explica al pueblo de Israel el significado de las fiestas y los servicios. Los sacrificios y rituales tenían un carácter simbólico. Debían reflejar de manera pictórica el plan de salvación de Dios con el pueblo de Israel, de modo que los niños pudieran hacer preguntas y aprender a comprender el plan de salvación (cf. Deuteronomio 6:20 y siguientes; Salmo 78:1-8).
Una primera indicación sobre la misión de toda la comunidad de Israel también la encontramos en Deuteronomio 31:12-13:
12 «Reúne al pueblo, hombres y mujeres, niños y también al extranjero que habita en tus ciudades, para que escuchen, aprendan, teman al SEÑOR su Dios y pongan cuidado en cumplir todas las palabras de esta ley. 13 Y que sus hijos, que aún no lo conocen, escuchen, para que aprendan a temer al SEÑOR su Dios todos los días que vivan en la tierra a la que cruzarán el Jordán para poseerla.»
Deuteronomio 31,12-13
También en el Nuevo Testamento encontramos indicaciones sobre la misión de la iglesia. Jesús mismo tenía un gran interés por los niños. Leemos en Marcos 10:13-16 cómo se acerca a los niños de acuerdo con su edad y los toma en brazos5. Para Él es importante que los niños puedan acercarse a Él. Los bendice y da a los discípulos una lección clara: no deben impedir que los niños se acerquen a Él (cf. Mateo 19:13-15; Lucas 18:15-17). Además, nos advierte que no debemos menospreciar a los niños ni obstaculizar su acercamiento a la fe. Incluso dice que para quien haga tropezar a un niño en la fe sería mejor no haber nacido (Mateo 18:6-10). Para Jesús, servir a los niños es un acto de adoración a Dios. Friedrich Schweitzer afirma: «En realidad, no puede existir una iglesia en la que los niños no jueguen un papel esencial y que no se comprometa al servicio hacia ellos»6.
La importante tarea de educar a los niños en la fe también fue asumida por los primeros cristianos provenientes del judaísmo. Por ejemplo, vemos cómo Timoteo fue instruido en la Palabra de Dios por su abuela y su madre (2 Timoteo 3:14-15)7.
A Dios le importa salvar a las personas. Su interés está en la salvación eterna de los seres humanos y en que, desde temprana edad, lo acepten como Salvador y Redentor. Esto es más fácil en la infancia y juventud tempranas (cf. Eclesiastés 12:1). Un niño que acepta a Jesucristo como Señor desde pequeño se protege de muchos caminos dañinos (cf. Salmo 119:9). En el trabajo con niños y jóvenes, nunca debe primar la cuestión de la sucesión, sino siempre la preocupación por la salvación de los jóvenes8. Por ello, el ministerio infantil no es simplemente entretenimiento o mantener ocupados a los niños durante el culto de los adultos; más bien, es un servicio misionero, un ministerio que puede salvar a las personas del abismo y de la muerte eterna. También representa una gran oportunidad para un estudio profundo y sistemático de la Biblia, adaptado a la edad y al desarrollo correspondiente9.
1.1.2 La imagen bíblica del ser humano
La base de nuestro ministerio infantil es el mandato bíblico y una visión bíblica del ser humano. Todo ser humano es una criatura de Dios, creado a su imagen y semejanza, y por lo tanto valioso. Sin embargo, cada persona también es pecadora y necesita la gracia salvadora de Dios. La ciencia de la educación que enseña que la humanidad es fundamentalmente buena y solo necesita desarrollarse, no ofrece respuesta al problema del pecado. A un niño no hay que enseñarle a pecar. Simplemente peca. El rey David dijo en Salmo 51:7: «He aquí, en la culpa he sido formado, y en el pecado me concibió mi madre». Con esto repite lo que Dios ya había dicho en Génesis 8:21: «porque los pensamientos del corazón humano son malos desde su juventud». Por eso un niño necesita un Salvador. Necesita a alguien que lo libere de su culpa.10.
Porque todo ser humano es una criatura creada por Dios a su imagen, también anhela el contacto social y la convivencia con los demás. El trabajo con niños les brinda la oportunidad de establecer relaciones sociales y de practicar la comunidad y el amor al prójimo. Además, cada niño ha sido valorado y dotado por Dios. Por ello, el trabajo con niños es también un ministerio que busca ayudarles a reconocer su valor ante Dios y a descubrir y desarrollar sus dones personales, para así usarlos en la gloria de Dios11.
1.1.3 Razones psicológicas y sociológicas
La Biblia nos da el mandato de instruir a los niños en la Palabra de Dios. Sin embargo, existen otros factores que hacen que un ministerio infantil bíblico sea importante. Los jóvenes, durante la pubertad, buscan relacionarse con pares de su misma edad. Al mismo tiempo, se distancian del hogar y escuchan cada vez menos a sus padres. Con un ministerio bíblico para niños y jóvenes, ayudamos a los jóvenes en su camino para encontrar su identidad y el propósito de vida que Dios desea para ellos. Allí, un adolescente puede practicar conductas, reconsiderar actitudes y aprender valores y normas12.
Además, un trabajo efectivo con niños y jóvenes tiene un fuerte impacto en la vida de los jóvenes y en la sociedad en general. Un adolescente que ha sido formado en la fe cristiana tiene toda una vida por delante para influir en la sociedad. Por ejemplo, Dietrich Bonhoeffer fue educado por una niñera creyente en un hogar familiar que no era cristiano. Aquí se encuentra la semilla que más tarde lo motivó a estudiar teología, aunque hasta entonces él mismo no tenía una relación personal con Jesucristo, y que hasta hoy sigue teniendo influencia en la sociedad13.
1 Brügge-Lauterjung, Handbuch Kirche mit Kindern, S. 16.
2 Liedholz, Handbuch für Jugendarbeit, S. 16.
3 Läufer, Handbook für Teacher Training, S. 3f.
4 Theobald, Handbuch für Kinderarbeit, S. 12.
5 Liedholz, ebd.
6 Schweitzer, „Was bedeutet heute eine verantwortbare, christliche Erziehung?“, https://www.youtube.com/watch?v=iYoQMyZOYjw [19:30 min.]
7 Theobald, Handbuch für Kinderarbeit, S. 8ff.
8 Ebd.
9 A.a.O., S. 12.
10 Läufer, Handbook für Teacher Training, S. 3f.
11 Kaiser, Orientierungshilfe für die Arbeit mit Kindern, S. 3f.
12 Liedholz, Unterweg mit jungen Menschen, S. 16f.
13 Liebelt, „Bonhoeffer“.

